Atractivos Culturales
Torreones Españoles
22
Mayo

Torreones Españoles

Torreones Españoles en Valdivia

Descripción: El Torreón del Barro y el Torreón de los Canelos constituyen un atractivo de gran interés pues son los únicos vestigios que permanecen en pie de la antigua fortificación de Valdivia.

Testimonio del periodo colonial español, fueron construidos a fin de servir de defensa y apoyo a las entradas y salidas de la ciudad. Uno ubicado en la avenida Picarte con calle Condell (Torreón del Barro) y el otro en calle Yungay esquina Yerbas Buenas (Torreón de los Canelos). En esta calle, desde la ubicación del torreón en adelante, además se puede apreciar la influencia alemana en las antiguas casonas que todavía se mantienen en pie. 

El Torreón Picarte o Torreón del Barro es un monumento histórico localizado en la ciudad de Valdivia, Región de Los Ríos, Chile. Se encuentra en uno de los antiguos accesos a la ciudad —el camino a Los Llanos— y fue proyectado junto al Torreón Los Canelos en 1678 por el ingeniero Juan Garland; su ejecución la realizó el Gobernador don Joaquín de Espinoza y Dávalos en 1774.

El Torreón de los Canelos o Torreón de Cantarranas es un monumento histórico localizado en la ciudad de Valdivia, Región de Los Ríos, Chile. Fue proyectado en 1678 por el ingeniero Juan Garland como parte de una red de infraestructura de defensa para contrarrestar el ataque de indígenas en Valdivia; y su obra fue ejecutada por el Gobernador don Joaquín de Espinoza y Dávalos en 1774.

Ambos torreones pertenecen al conjunto de monumentos nacionales de Chile desde el año 1926 en virtud del Decreto supremo 744 del 24 de marzo del mismo año; se encuentran en la categoría "Monumentos Históricos".

Historia: Tras la Batalla de Curalaba de 1598, Valdivia fue destruida por la población huilliche en noviembre de 1599. Tras esto, una expedición holandesa comandada por Hendrick Brouwer se alió con los indígenas huilliches del canal de Chacao en contra de los colonizadores españoles de Chiloé, misma estrategia que utilizaron cuando llegaron a la bahía Corral en 1643, aunque finalmente se retiraron de la zona.

Durante el siglo XVII, Valdivia fue la ciudad más fortificada del dominio colonial español, debido a su importancia estratégica. El repoblamiento español comenzó en febrero de 1645, hasta que paulatinamente en 1684 se refundó la ciudad en el sitio original, aunque los alrededores aún eran territorios controlados por el pueblo lafkenche-huilliche. Tanto Valdivia como el Archipiélago de Chiloé representaban los enclaves más australes de la costa del Pacífico, y su importancia estratégica para el Virreinato del Perú generó la necesidad de fortificarlos para evitar el ataque de la población indígena; así, para el caso de Valdivia, el ingeniero Juan Garland proyectó una red de defensa en 1678, donde se incluyó a ambos torreones.

Luego, la construcción de los torreones sería ejecutada por el Gobernador don Joaquín de Espinoza y Dávalos en 1774. En 1781 fueron incluidos por Antonio Duce Oliveros dentro del sistema defensivo de la ciudad con motivo de la inminente Guerra con Inglaterra (años 1780-1799). El 15 de febrero de 1785, el Torreón Picarte se transformó en la prisión de Tomás de Figueroa tras ser acusado por el gobernador de la época como "incendiario".

Los torreones son los únicos vestigios que permanecen en pie de la antigua fortificación de Valdivia. La ciudad, fundada en 1552 por Pedro de Valdivia, fue arrasada por el levantamiento indígena ocurrido a fines del siglo XVI. Durante el siglo XVII, el Virrey del Perú Antonio de Toledo, envió una armada dotada de un contingente de 900 hombres, de pertrechos y de gran cantidad de materiales de construcción, para cumplir dos objetivos: refundar la ciudad de Valdivia y establecer fortificaciones en la zona, particularmente en la desembocadura del río de este nombre. Estos objetivos eran altamente prioritarios para la Corona Española, en virtud del carácter estratégico del lugar. Era necesario para la soberanía imperial mantener bien defendida esta zona costera, expuesta a las ambiciones de las potencias rivales (Inglaterra, Holanda, Francia), que ya habían incursionado en ella a través de varias expediciones.

La gestión del Virrey Toledo dio origen a la plaza fuerte más grande de la costa americana del Pacífico, integrada por un conjunto de fortificaciones entre las que se cuentan los Fuertes de Corral y Niebla, el Castillo de San Luis de Alba y el de San Pedro de Amargos, entre otros. En lo que respecta a Valdivia, además de refundar esta ciudad, la armada enviada por el Virrey procedió a fortificarla también, dotándola de defensas de fajinas y tierra que más adelante serían reemplazadas por murallas de piedra. Es sin embargo en el siglo XVIII cuando el plan de fortificación de Valdivia alcanza su plena ejecución, en virtud de un completo plan elaborado por el ingeniero Juan Garland. Parte importante de este plan era la construcción de estos dos torreones, que el Gobernador de la plaza Joaquín de Espinoza ejecutó en 1774 en virtud de la amenaza que representaban no tanto los rivales europeos como los indígenas del lugar.

En 1774 se mandaron a edificar dos torreones, para resguardar los dos únicos accesos que había en aquella época para ingresar a la ciudad, sirviendo así de única entrada y salida de la ciudad. Originalmente fueron concebidos para desviar el río, transformando así  la punta de la ciudad en una isla. En su construcción se emplearon ladrillos de la fábrica real de ladrillo y teja, ubicada en algún lugar de la actual Isla Teja. Un sistema de murallas de defensa remataba junto al torreón en una amplia reja tipo rastrillo y puente levadizo.

Los torreones son de forma cilíndrica y fueron construidos con ladrillo y cal; los muros tienen un grosor de 60 centímetros en su base y de 30 centímetros en su parte superior. Las estructuras fueron pensadas para servir de atalayas o miradores; sin embargo, se las usó además como calabozos, almacenes de pólvora y molinos de viento. La construcción de estos baluartes resultó muy frustrante para Espinoza, que fue cuestionado por la supuesta inutilidad de estas estructuras.

Las fortalezas y castillos fueron diseñados principalmente por los ingenieros más relevantes de la corona real, lo que refleja un proceso de influencia cultural y tecnológico transferido a América. Estos restos valiosos, que representan la génesis de la lógica del asentamiento urbano en nuestro país, están protegidos, y administrados por entidades gubernamentales. La fuerte importancia histórica de estas manifestaciones del proceso colonial español tiene que entenderse como parte de un sistema de fortificación en el Nuevo Mundo. El proceso colonial español en Chile se llevó a cabo principalmente en el interior, estableciendo sólo tres principales zonas costeras fuertemente fortificadas en Valparaiso, Valdivia y Punta Arenas. Valdivia es la ciudad más antigua fundada en el sur, hoy tiene un carácter industrial y se ha convertido en un polo universitario y atracción turística.  


Se encuentran en buen estado de conservación.


Actividades: Paseo, fotografía, visita de un lugar histórico.


Last modified on Viernes, 28 Septiembre 2018 12:14